Día de emoción, día de oración. Hermanos expectantes, nerviosos, impacientes. En unos minutos sus hombros, con auténtica devoción, portarán al Silencio por las calles de Lucena. No se les conoce, no se les ve el rostro, pero se atisba el nerviosismo que recorre todo su ser. El Silencio ya aguarda para que le lleven en volandas y sin necesidad de más adornos en busca de los enfermos, de los impedidos, de los que necesitan de su misericordia. Vía Crucis del Silencio, Vía Crucis de esperanza.
Foto: Juan Pérez
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